El conocido artesano de Buño lleva 40 años en el oficio. Es el heredero de una larga estirpe que se remonta, al menos, hasta sus tatarabuelos.

Aparicio Añón Caamaño forma parte de una de las últimas estirpes de oleiros de España. Última, porque no hay más que ver lo pocos que son. En Buño, donde vive y trabaja, quedan 16 talleres. Pero hubo más de 90, con diez o doce trabajadores cada uno. Y en el resto del país no es que abundaran, pero tampoco eran pocos. Ya no. Ya son muy pocos en España, en Galicia y, por supuesto, en Buño, donde la mayoría de obradores trabajan en solitario.

Lo de Aparicio viene de lejos. Hasta el nombre. Él es el cuarto, o el quinto, o quién sabe cuántos más que llevan ese nombre. Su hijo ya no. «É que se se chamara coma min sería igual tamén nos dous apelidos, e decidimos cambiar», justifica.

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